viernes, 30 de octubre de 2015

El bic naranja. Viernes creativo.


Esta es la propuesta para hoy de Fernando Vicente:

Seguro que hoy esperabais que presentáramos una imagen terrorífica, pero os proponemos construir vuestras historias a partir de una foto casi bucólica de Rodney Smith.


Yo he intentado dar un poco de miedo, no demasiado, a ver si lo he conseguido...

Caza Mayor

Cuando abatimos al cartero, nos prohibieron salir de cacería. Antes, para que su muerte no hubiera resultado inútil, enterramos su cuerpo al lado de una encina. Desmontamos la bicicleta con la que hacía el reparto y la arrojamos al lago, pieza a pieza, con la fuerza de dos cíclopes. Nos enternecimos con la lectura de algunas de las cartas que no pudo entregar y descubrimos, en otras, secretos que hubieran hecho sonrojar a sus destinatarios de haber sabido que habían sido vulnerados. Todas sin remedio fueron pasto de las llamas que anidaban en nuestra chimenea, aunque algunas, todavía hoy, permanecen en nuestra memoria. Todas menos una, pero eso entonces yo no lo sabía. Ante la desaparición del funcionario, la policía hizo pocas preguntas y, terminadas las pesquisas, concluyeron que lo más probable es que hubiera huido con una mulata de ultramar con la que mantenía una correspondencia clandestina. A salvo se sospechas, mamá ordenó que todos los rifles y demás  armas de fuego de nuestra casa, permanecieran bajo llave y nos comunicó que ella personalmente se haría cargo de su custodia. Desde entonces papá permanecía triste y abatido. Si le proponía algún juego siempre decía que no, y solo le apetecía jugar al ajedrez. Pasaba mucho rato ensimismado entre cada movimiento, hasta el punto de que si me iba a la cocina o a tirar piedras al lago o a revolver los cajones de las habitaciones, al regresar todavía no había movido ninguna ficha. Fruto de una de estas incursiones encontré una misteriosa carta que papá escondía en el fondo de uno de los cajones de la mesa de su despacho. Dirigida a mi madre, la firmaba alguien con un nombre que me resultaba desconocido. Decía cosas muy bonitas y le llamaba «amor mío». Hablaba de cuanto la echaba de menos y de las ganas que tenía de volver a verla. Escuché la puerta. Era papá. Escondí la carta con torpeza, me creí sorprendido. Sin embargo un brillo casi olvidado iluminaba sus ojos. Me agarró de la mano y corrimos. Decía entusiasmado que volveríamos a cazar. Recuperamos los trajes blancos de montería y los salacots que habíamos guardado en el armario del recibidor y rescatamos dos cazamariposas que había descubierto en un baúl olvidado del desván. Me contó que a partir de ahora solo cazaríamos mariposas, que las conservaríamos escondidas en el invernadero y que cuando tuviéramos suficientes aprovecharíamos que mamá estuviera dormida para devolverlas a su estómago, para restituir aquel enjambre que, cuando empezaron a enamorarse, confesaba que sentía aletear en su interior. Eso o forzar la cerradura de la armería.


martes, 27 de octubre de 2015

Taller exprés de género negro.


Hace unos días un grupo de gentes a las que nos gusta escribir caminamos de la mano de Marcelo Luján, autor de Subsuelo entre otras novelas, por la senda abisal de la negrura. Fueron tres horas intensas, ricas en palabras, en las que seguimos su luz, pero en las que también descubrimos que hay una claridad en cada uno de nosostros. He recorrido varios talleres de escritura y siempre me sorprende la cantidad de gente que escribe, que escribe muy bien sin necesidad de haber aprendido a hacerlo en ningún sitio. Leyendo mucho y robándole horas al sueño para confeccionar historias. Me quedo con eso, con lo aprendido no solo del maestro, sino de quienes toman sus lecciones también. Y con la seguridad de, en cada estación, haber descubierto algún nuevo genio que, lo más probable, nunca publique un libro.

Esta es la historia que salió de unas consignas que planteó Marcelo :

- Narración en tercera persona
- Un niño en una cesta de una esquina de una ciudad con una papel en el que pone: "No lo quiero".
- Tres personas confluyen ante este niño. Pueden ir juntas o separadas, conocerse o no.
Hubo muy buenos cuentos, diferentes todos, pero dignos de ser leídos, lástima que no tenga manera de enseñároslos.
Este es el mío...


Punto de encuentro


No hace frío. De las farolas escapa una luz mustia que compite con el primer sol del día, aún profundo. Los domingos la ciudad languidece y las camas se convierten en un monstruo voraz que se resiste a soltar su presa. Arde entre bambalinas el crepúsculo, incendia el aire en una resaca cómplice que recupera las sombras, que perfila poco a poco las imágenes. Los gatos liberan las aceras para continuar con sus cacerías y romances en lugares más discretos. No siempre es fiesta para todos. Se abre el telón de la miseria, comienza el drama. Una claridad cada vez más nítida rescata de entre las sombras una estampa. En una canasta de mimbre patalea un niño. La arritmia con la que mueve sus párvulas piernas descoloca la ropa que le cubre. Comienza un gimoteo estéril, de aprendizaje, que no provoca reacción alguna en una esquina que ha visto de todo. Un fardo, un bulto impreciso, una bolsa de basura, un desecho insignificante en un ciudad cíclope que se despereza. Hay que acercarse mucho para desentrañar misterios en donde siempre se mira de reojo, o toparse con ellos sin querer. Solo los muy curiosos y los necesitados se embarcan a la busca del tesoro. A Mario la noche se le ha hecho demasiado larga, tanto que ni siquiera la recuerda entera. Sus pasos confunden al suelo firme, que a duras penas consigue atajarlos, hasta que cae, como llovido del cielo, sobre el pequeño que rompe a llorar. Un punto de encuentro, un vórtice remoto, un imán polarizado en el que acaban por confluir Cosmin, que se acerca alarmado pero con cuidado de preservar el chelo que transporta a sus espaldas, su más preciado bien, y Leire, que corre diligente a echar una mano, a ayudar en lo que pueda, siempre solícita y fresca, como está, recién levantada. Cosmin, sin desprenderse de su pesada mochila, ayuda a Mario a levantarse que, incapaz de mantener el más mínimo idilio con la verticalidad, camina hasta apoyarse sobre una pared por la que se deja resbalar hasta quedar sentado. Leire se agacha, casi se arrodilla, en acción de gracias. Rescata con celo aquella alhaja de su barco de mimbre, su Moisés. Tal vez sus oraciones hayan servido para algo: «No lo quiero», alcanza a leer en un papel arrugado, que flota sobre el pequeño colchón que cubre el fondo de la nave. El bebé se calma, gorjea como un pájaro. La ternura inunda los ojos de Cosmin, lo transporta a otro lugar, a otro tiempo, no hace tanto, hasta que ve, al final de la calle dos violines y un viola que demandan su presencia para conquistar juntos las arterias principales de la urbe. Los días de fiesta los euros vuelan más libres que nunca. Se excusa con la mirada evitando descubrir su pésimo español, mientras se aleja escucha la voz de la mujer: «lo llevaré a la comisaria», miente, y él, sin saber que ha dicho, se aleja soportando el peso del recuerdo.



Robert Frank:
Imagen de Robert Frank

lunes, 26 de octubre de 2015

Getafe Negro. VIII Concurso de Microrrelatos.


Enhorabuena al ganador con Protección de datos (no encuentro el nombre del autor en la página de Getafe negro) y a los finalistas entre los que se encuentran buenos amigos como Susana Revuelta con Ni una perra gorda Y Modes Lobato Marcos con Hiena no paga peajes.


Dictamen forense

Dicho sea entre nosotros ese asunto hubiera habido que liquidarlo de una forma más precisa. Los cortes deberían de haberse realizado en las articulaciones, seccionar tendones y ligamentos para acceder así, evitando los capilares sanguíneos, a la cápsula sinovial. Con un bisturí bien afilado el corte es limpio y el sangrado mucho menor. Cada porción conseguida de esta manera es fácil de manipular y resulta más cómodo deshacerse de los restos de forma tanto discreta como dispersa. Otro asunto es la cabeza, con ese apego desmedido que tiene al cuerpo. Aquí lo mejor es un golpe seco, directo, con una espada bien afilada, a ser posible artesana, una falcata pre ibérica, una gladius romana o la típica katana japonesa, irían bastante bien. Pero entre colegas, liarte a hachazos en un repentino acceso de ira no podía acabar de otra manera que con tus huesos en la cárcel.

Imagen de la serie Dexter



Ajustes de empresa

Dicho sea entre nosotros ese asunto hubiera habido que liquidarlo de una forma más precisa. Nunca me han gustado los flecos, su caprichoso ir y venir, esa facilidad suya para quedarse enredados en cualquier parte. Cuando menos te lo esperas se revuelven contra ti, lo desvirtúan todo, consiguen alterar las jerarquías, bloquean los engranajes. Entonces prevalece el desorden y para que todo vuelva a funcionar igual que antes, debe cundir el ejemplo, señalarse un culpable, hacer rodar cabezas. Es probable que yo, como jefe supremo, haya sido el responsable final de que no hayan quedado atados todos los extremos; pero no es menos cierto que no sería beneficioso descabezarnos ahora y dar pábulo a nuestros enemigos para que se apropien de un terreno ganado a fuerza de sangre, sudor y lágrimas. Y ahora, cuando cese de rodar el tambor de este revólver, pondréis a prueba la infalibilidad de vuestras sienes.


Portada de El ruletista, de Mircea Cartarescu

jueves, 22 de octubre de 2015

Me suenan tus letras


Invitado por Ignacio J. Borraz, tendré el placer de participar en este evento. Lástima no estar más cerca para poder participar en la jam de microrrelatos, aunque todo se andará. De momento solo puedo decir gracias.




Bienvenidos/as a nuestro segundo evento de Octubre!

- PRIMERA PARTE: ¿What the Book?

El autor Julián Sánchez Caramazana viene a presentarnos y a charlar con nosotros sobre su trabajo de investigación de 30 años entorno a la figura del vampiro. También comentáremos las obras que este trabajo le ha inspirado y que han cristalizado principalmente en dos sagas (https://www.facebook.com/julian.sanchezcaramazana)

- SEGUNDA PARTE: En pantalla

En esta sección, en que con proyector y skype/hangouts hacemos posible la participación de un poeta o microrrelatista resida donde resida, contaremos en esta ocasión con los microrrelatos de Juancho Plaza. (lalevitadellagarto.blogspot.com.es)


- TERCERA PARTE: DoReMicros

Cuarta edición de nuestro concurso de microrrelatos. El tema, escogido por el campeón de la anterior edición, Sergi Monteagudo, es NAVES ESPACIALES. Nuestro patrocinador Orciny Press se encargará de premiar al ganador con un libro.

¿Quieres participar? Es tan sencillo como lo siguiente:

Tema: NAVES ESPACIALES
Longitud máxima: 200 palabras
Idioma: Castellano o catalán
Número máximo de micros por participante: 2
Funcionamiento: Para participar hay que asistir al evento que se celebrará en el Jamming lounge - Gràcia el viernes 23 de octubre a partir de las 19:30 y leer el micro/s al público.
Una vez leídos todos, se votará a mano alzada entre los asistentes para decidir el ganador del concurso.
Premio: Un libro gentileza de la editorial Orciny Press y la elección del requisito (tema, frase inicial, frase final, etc) sobre el que escribir para la siguiente edición del concurso (en el siguiente evento de "Me suenan tus letras")
Aclaración: No nos enviéis los micros por ningún canal, traedlos el día 23 y leedlos :)

- CUARTA PARTE: Jam MicroLiteraria

Nanorrelatos, microrrelatos, poesía, relato corto, performance teatral... el escenario será vuestro para ofrecer todo aquello que traigáis y que se ajuste por duración. ¡Compartid sin miedo vuestras creaciones, queremos escucharos! :)


Y en esta ocasión regresa un músico que ya empieza a convertirse en habitual, Borraz con Zeta, que llenará el Jamming con su guitarra y su voz ( https://www.facebook.com/Borrazconzeta )

Y todo esto en el marco intimista del Jamming lounge - Gràcia y con el apoyo de nuestros patrocinadores Orciny Press, Consumició Obligatòria. La llibreria de 2a mà de BCN y Black Mask Llibreria

miércoles, 21 de octubre de 2015

Esta Noche te Cuento. Epitafios.


Me gusta darme siempre un paseo por Cantabria, aunque sea virtual. Contemplar los pastos y escuchar el rumor de los arroyos. Caminar bajo los árboles y descubrir a los insectos que crean vida bajo la hojarasca. Soñar con los Senderos del Agua y el Molino de Banaco.


Turno de noche

Un rumor de muertos recorre el cementerio; más allá de la medianoche; cuando el guarda, sentado en la garita de entrada, empieza a dar las primeras cabezadas. De un manto de calígine fluyen verbos y pronombres, adverbios y conjunciones, adjetivos de todos los colores. Espectros todos en tenue movimiento. Charlas de corrala. Verborrea de patio de vecino. Cháchara entre tumbas:
—No pido más, quiero ser un buen recuerdo alguna vez.
—Tú estás en el paraíso y yo también.
—Anduve borracho muchos años, después morí.
—RIP, RIP, ¡Hurra!
—Les dije que estaba enfermo.
—Ya me parecía a mí que ese médico no valía mucho.
—Aquí yace Molière, rey de los actores, ahora hace de muerto y lo hace bastante bien.
—La verdad, no me parece nada del otro mundo.
—Siempre decía que los pies le estaban matando, pero nadie le creía.
—Disculpe que no me levante señora.
—No sé qué hago aquí.
—¡Dejadme en paz!
—…
Con los primeros rayos de sol un soplo recupera los lamentos, los envuelve y, como gotas de rocío, uno a uno los reintegra a la impávida quietud del mármol. Canta el gallo y se abren los ojos del vigía. Otra noche tranquila. Resucita un día nuevo.

epita13
Foto de Carmen Marí